Dos campañas llevadas a cabo en los años 60 por el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, destacan a finales del franquismo. La primera es la conmmemoración de los veinticinco años de Paz en 1964: Fraga puso en marcha una gigantesca campaña propagandística para conmemorar los veinticinco años de paz en España, presentados como una victoria del régimen de Franco. Con un discurso más conciliador se pretendía capitalizar la paz asociándola a las mejoras económicas y sociales que empezaban a percibirse tras más de veinticinco años de miseria.
La segunda es el referéndum de 1966 para aprobar la
Ley Orgánica del Estado, que representa, junto con las otras siete leyes fundamentales, el proceso de institucionalización del régimen franquista.
En la ley se legislaba sobre los siguientes asuntos:
- la separación de cargos de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno, aunque Franco siguió ostentando ambos hasta prácticamente el final de sus días
- el aumento del número de diputados de las Cortes y la creación de la figura del procurador familiar
- el asentamiento de la institución monárquica en España, aunque Juan Carlos de Borbón no juró los principios fundamentales del movimiento hasta 1969
- también esbozaba la posibilidad de crear asociaciones políticas dentro del régimen.
Presentada como una constitución, en realidad era el marco legal de lo que ya existía y de los fundamentos para la continuación del régimen franquista. El 88% del electorado votó en el referéndum, del cual sólo un 1,81% votó "no". Como curiosidad y como ejemplo de la fiabilidad del recuento citaremos a Paul Preston en su libro
Franco "Caudillo de España": "en algunos lugares, la eficacia y entusiasmo de los funcionarios hicieron que Franco obtuviera el voto del 120% del electorado local" (¡sin comentarios!).
7 comentarios:
¿En qué lugares se dio eso del 120%? Mira, yo de franquista precisamente no tengo mucho con un muerto y un exiliado en la familia, pero Paul Preston es una vergüenza andante como historiador. Me gustaría conocer sus fuentes porque es de lo menos fiable que hay por ahí.
En cuanto a la campaña de los veinticinco años de paz fue tratada en un reportaje muy bueno de La Aventura de la Historia de hará pocos años que quizás puedas encontrar. Incluía fotografías de los carteles en catalán, gallego y guipuzcoano (creo que no usaron del batua) que se hicieron para la ocasión.
Hola mic
Sólo comentarte como profesor de historia que no historiador que Preston es un historiador reconocido en el mundo académico internacional. Algunos escritores actualmente muy en boga en los quioscos, y que divergen de sus tesis no tienen esa condición y prestigio.
Gracias por la recomendación
¡Viva San Fuencisla!
Paul Preston, Ian Gibson... son gente que van por ahí haciendo historia preguntando a Manolo el Comunista o a Pepe el de Chandebrito, cuando no inventándose a un personaje y atribuyéndole lo que a ellos les gustaría que hubiese ocurrido. Son documentos de su habitual consulta hojas parroquiales y panfletos utilitarios para consumo interno de los grupos que los publican. En este caso, la afirmación de Preston es un insulto claro y burdo a la inteligencia de la gente. Voy yo, y me creo que las autoridades locales se aprestaron a dejar constancia documental y pública de la estupidez que dice. Un historiador serio, lo primero que debe hacer es citar sus fuentes de información para que todo el mundo pueda cotejarlas.
Poner en duda la seriedad de Paul Preston dice poco del nivel del que lo hace. Y cuestionar sus fuentes documentales sólo demuestra que no han leído ninguno de sus libros, puesto que en ellos la bibliografía es casi la parte fundamental y practicamente cada frase de sus libros está documentada.
Yo, sin embargo, estoy de acuerdo con la crítica a Preston. Aquí lo que cuentan son las notas a pie de página o al final del capitulo. Si se afirma que hubo 120% de votos a Franco, hay que mostrar la evidencia documental en una nota en el libro. No digo que Preston no lleve razón, pues no lo sé, sino que escribir historia no es escribir opinión. Hay que probar lo que se afirma.
Yo viví aquella época y mi profesor de FEN, por su puesto del Movimiento, no sólo votó en contra sino que hacía público alarde de ello. Cada cual pudo votar lo que quiso. Otra cosa es la falta de criterio o la facilidad para dejarse influenciar, cosa que, por cierto, sigue ocurriendo: el pensamiento único, las políticas de género. ..
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